Uruguay: MPP ataca a Aguerre por concentración de la tierra

16-12-2012, El País
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Choque de modelos. El diputado Álvaro Vega dijo que el ministro tiene intereses en la producción y que por eso no quiere discutir sobre la propiedad del campo Aguerre descartó una reforma agraria.

ANDRÉS ROIZEN

Mientras aumenta la concentración y extranjerización de la tierra y el gobierno muestra distintas opiniones sobre qué hacer al respecto, cada día de los últimos diez años tres establecimientos rurales tuvieron que optar por dejar el negocio.

La producción del agro se valoriza y crece la exportación en el sector, los números son por demás positivos y el último año el precio promedio de la venta de campos fue de US$ 3.196 por hectárea. El campo uruguayo se transforma a diario y los productores más pequeños quedan cada vez más desprotegidos.

Las cifras del Censo Agropecuario, conocidas la semana pasada, mostraron que en el país se vive un fuerte proceso de concentración: 2,6% de las explotaciones tiene un tercio de la tierra (33,6%) y si se toma el 9,2% de las explotaciones, esas poseen 61,3% de la superficie. Además, entre 2000 y 2011 la cantidad de establecimientos agropecuarios disminuyó en 12.241 y actualmente suman un total de 44.890 en todo el país.

Históricamente, la izquierda se pronunció contra la concentración del campo y la venta a los capitales extranjeros, aunque el Frente Amplio no ha logrado detener ese proceso desde que está en el poder. En los últimos días y ante el panorama que se confirma con los datos del Censo Agropecuario, el debate se reavivó en el gobierno.

Primero, en el MPP reconocieron a comienzos que el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR, conocido como impuesto a la tierra) es un "tímido intento" por frenar la concentración de campos en manos de pocos propietarios. El diputado Álvaro Vega, dijo, por ejemplo, que para combatir ese fenómeno "hay que tomar medidas profundas" y agregó no tener miedo de hablar de una "reforma agraria". "Me parece que tenemos que poner un tope a las exportaciones y hacer un camino de expropiación lenta, pero expropiación al final", opinó.

Luego, el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, mostró una posición muy distinta a la del sector mayoritario de la fuerza de gobierno. El jueves, el jerarca dijo que "el Frente Amplio tiene un escaso conocimiento de la agropecuaria" y entendió que Uruguay ha tenido "históricamente una distribución de la tierra con una concentración muy grande".

Aguerre señaló que "no está planteado en este momento en el contexto del gobierno discutir la reforma agraria y mucho menos debatirla simplemente con una enunciación y sin la formulación de un contenido".

Ante ese planteo, Vega volvió a criticar al ministro. En diálogo con El País afirmó que Aguerre dice eso porque "vive en la ciudad". "Hay gente que tiene conocimiento en el Frente de la agropecuaria y hay gente que no, como en todas partes del mundo. El tema es que es una forma de no discutir el tema de la concentración. Que siempre existiera concentración de la tierra no quiere decir que no haya que resolverlo. No me sorprenden las declaraciones del ministro, me parece totalmente previsible porque en su momento estuvo en contra del ICIR", expresó el legislador. Además, subió el tono de la crítica y afirmó sobre el ministro: "Creo que tiene un vínculo con la producción. Es lamentable, pero la mejor manera para discutir algo es decir que el que está enfrente no tiene autoridad para decir lo que está diciendo, y entonces no tenés que argumentar, tenés que decir que siempre fue igual", opinó.

De acuerdo a los datos del Censo, en 2000 el 96,1% de las explotaciones estaba en manos de uruguayos, mientras que en 2011 esa cifra se ubicó en 83,8%. En el año 2000 las personas jurídicas y el Estado tenían el 0,9% de las explotaciones, mientras que en el registro del año pasado la cifra ascendió al 14,5% del total. El director de Estadísticas Agropecuarias del MGAP, Alfredo Hernández, dijo a El País que el censo no determinó la nacionalidad de las personas jurídicas que son dueñas de las tierras por una cuestión metodológica. Según argumentó, en las sociedades anónimas puede haber capitales de varias nacionalidades y por eso no se puede determinar un solo origen, por lo cual no se incluyó esa pregunta en el cuestionario.

Hernández señaló que la existencia de un proceso de extranjerización no se puede observar desde el punto de vista metodológico, pero sí atendiendo a si hay empresas internacionales que compran campos. Estas operaciones son señaladas como constantes por distintos productores consultados.

ÉXODO. Mientras se discute sobre qué hacer con la tierra, las explotaciones agropecuarias más pequeñas sufren una sangría constante, y de a poco van desapareciendo. Los productores ven que su actividad ya no es rentable y, en sintonía con un fenómeno que se repite en el mundo, van migrando hacia las ciudades.

"Se trabajó hasta donde se pudo, porque al final por más que trabajes todo el día te vas fundiendo igual", contó Víctor Kuchta (36 años), un exproductor de la zona de Progreso que tuvo que vender su campo.

La familia Kuchta tenía 25 hectáreas y se dedicaba a la producción frutícola. Primero fueron los padres, Katarina y Antonio, los que se instalaron ahí y trabajaron la tierra durante años. Luego, Mirko, Sergio y Víctor se encargaron de la producción, pero los números ya no cerraban y al final vendieron el campo y sólo conservaron dos hectáreas para vivir e instalar un taller mecánico.

"Si llevás un contador a la quinta, a alguien que estudie el negocio, a los cinco minutos te va a decir que no trabajes más, que lo cierres. Para todo el capital que tenés en riesgo, la ganancia que te deja te muestra que es un negocio malísimo", explica Víctor.

En una situación similar se encuentra Fernando Rabellino (44 años), un productor de la zona de Joanicó, que lentamente parece alejarse del campo. Fernando, que nació y se crió en la campaña, decidió hace dos años comenzar con un trabajo por fuera de la chacra de 23 hectáreas que tiene con sus hermanos. Primero dedicó tres días por semana a esa otra actividad y ahora lo hace a diario, durante media jornada.

"Tuve que tomar la decisión de diversificar porque el predio que antes daba para mantener a dos o tres familias hoy ya no lo daba, estaba generando deudas y yo tenía que mantener a mi familia", cuenta Fernando.

Sin embargo, esas decisiones no las tomó sin sentir una cuota importante de tristeza. "Uno de los grandes dolores de tener que dejar la actividad del campo es que esa chacra supo darle de comer a la familia y hoy uno no puede hacer lo mismo", explica Fernando y agrega: "Es algo que cuesta asumirlo, socava el orgullo que uno tiene el decir: no puede ser que lo que heredo de mis padres tengo que hipotecarlo o lo que sea porque no lo puedo mantener".

Con ese proceso de migración del campo a la ciudad, la campaña uruguaya se va transformando y comienza a mostrar un horizonte muy distinto al que tenía antes. Juan Capellino, de 59 años y productor de la zona de Santa Rosa, en el departamento de Colonia, ha sido testigo de ese proceso. Vivió siempre en el campo y en los últimos años comenzó a ver "cantidad de vecinos que se largaron a las ciudades". Según relata, "en el campo hay cada vez menos familias, menos gente para trabajar. La gente va a las ciudades y si vuelve al campo se marcha enseguida; después que prueban la ciudad no vuelven más al campo", cuenta.

En el mismo sentido se expresa Andrés Brioso, productor de 60 años del departamento de Colonia. "Vamos perdiendo la cultura de lo que es vivir en el campo, hay zonas del campo en las que va quedando muy poca gente. El gobierno había prometido que iba a hacer algo para frenar la extranjerización, pero no ha hecho nada. En este tema hay un debe de la clase política de este país muy grande", opina. Luego, cuenta que en el campo "se ven cada vez menos familias" y agrega que "es muy difícil ver cómo se van yendo otros productores, cómo a nuestro costado van comprando las empresas y ya no se conoce a los vecinos, esa fraternidad que había entre vecinos ya no existe", dice Andrés.

Capellino, en tanto, sostiene que cada vez se ve más tierra en manos de extranjeros: de argentinos, de estadounidenses y de italianos. "En 10 o 20 años si seguimos así el campo uruguayo va a estar totalmente extranjerizado, no van a quedar productores uruguayos", señala con tono de preocupación. (Producción: Valeria Gil).

Las cifras

12.241

Son los establecimientos agropecuarios -mayoritariamente de menos de 100 hectáreas- que cerraron entre 2000 y 2011.

2,6%

Son las explotaciones agropecuarias que reúnen un tercio de la tierra (33,6%) de acuerdo con las cifras del Censo.

LA VISIÓN DE LOS PRODUCTORES
Andrés Brioso

PRODUCTOR DE COLONIA

"Es muy difícil ver cómo se van yendo otros productores y cómo a nuestro costado van comprando las empresas. Ya no se conoce a los vecinos, esa fraternidad que había ya no existe, las escuelas rurales están cada vez con menos niños. El campo está cambiando y va a seguir cambiando".
Víctor Kuchta

EXPRODUCTOR DE PROGRESO

"Trabajás todo el día y los números no te dan y nunca hay un mango para nada. Eso al final terminó en que se vendió el campo para pagarle al banco y pudimos salvar la casa y los galpones. Mi viejo siempre nos dijo que el campo no daba y que no iba a mejorar, que teníamos que estudiar".
Fernando Rabellino

PRODUCTOR DE JOANICÓ

"Se ven menos familias en el campo y más empresas que compran; no tenemos reposición generacional, hay productores que no tienen a quién dejarle la tierra porque los hijos se han ido a otros trabajos. Uno les dice a los hijos que busquen otra cosa, algo más rentable y menos sacrificado".

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