Subdivisión de tierras amenaza la seguridad alimentaria en África

11-9-2014, IPS

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Mary Wanjiru es una agricultora del condado de Nyeri, en el centro de Kenia. Los especialistas sostienen que la subdivisión de la tierra se convierte en una amenaza significativa para la seguridad alimentaria.

Cuando Kiprui Kibet se imagina su futuro como cultivador de maíz en el fértil condado de Uasin Gishu, en la región del Valle del Rift, en Kenia, todo lo que le viene a la mente es un terreno cada vez más pequeño.

“Tuve 40 hectáreas, pero ahora solo me quedan 0,8. Mi padre tuvo 10 hijos y todos quisimos tener un pedazo de terreno. La subdivisión se come las tierras cultivables”, relató Kibet a IPS. “De los 3.200 sacos de cosecha que solía producir, ahora solo consigo 20, y a veces menos”, apuntó.

Numerosos especialistas coinciden en que la subdivisión de tierras se convierte en una amenaza significativa para la seguridad alimentaria en África.

Estadísticas de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) muestran que la mayoría de los agricultores africanos cultivan en menos de una hectárea.

Según la agencia de las Naciones Unidas, en los últimos 10 años, la proporción entre tierra y trabajadores agrícolas en Kenia disminuyó de 0,264 a la actual de 0,219. Es decir que el número de personas con al menos una hectárea en este país disminuyó 17 por ciento en la última década.

En el mismo periodo, el número de personas con una hectárea de tierras cultivables disminuyó 13 por ciento en Zambia y 16 por ciento en Uganda.

Allan Moshi, especialista en políticas de tenencia de la tierra en África subsahariana y residente en Zambia, dijo a IPS que si bien los inversores corrían a África subsahariana y oriental para adquirir vastas extensiones de tierras, este fenómeno “no solo reducía el espacio disponible para la población local, sino que lo que les queda, además, tenían que subdividirlo por cuestiones de herencia”.

La subdivisión de la tierra aumenta por el crecimiento de población y por los derechos hereditarios “así como por un cambio en la tenencia tradicional hacia la propiedad individual, basada en la creencia de que así las personas pueden explotar con mayor eficacia el potencial productivo de la tierra”, explicó.

Según un estudio de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés) de 2012, “Emerging Land Issues in Africa” (Problemas emergentes relativos a la tierra en África), 25 por ciento de los jóvenes de áreas rurales no heredaban nada porque no quedaba nada para heredar.

“La gente quiere tener un título de propiedad aun si significa subdividir la tierra en porciones que no son económicamente viables, mientras a los grandes inversores les interesan los cultivos de gran valor, en especial la horticultura, lo que limita los terrenos disponibles para los cultivos alimentarios”, añadió Moshi.

Los pequeños productores de África son responsables de por lo menos 75 por ciento de la producción agrícola, según la FAO.

“Esos pequeños agricultores todavía producen más que las grandes explotaciones. Estas suelen permanecer inactivas, pues los inversores las acaparan con fines especulativos y rara vez cultivan”, observó a IPS el especialista Isaac Maiyo, de la keniata organización Schemers. En Botswana, 93 por ciento de los agricultores son de subsistencia, apuntó.

“Tienen menos de ocho por ciento de las tierras cultivables y aun así concentran casi 100 por ciento de la producción de maíz de Botswana”, remarcó.

En Zambia, 41,9 por ciento de las fincas tienen menos de una hectárea, y por lo menos 75 por ciento de los pequeños agricultores trabajan en menos de dos hectáreas.

Alrededor de 616.867 fincas, de menos de una hectárea en promedio, producen unas 300.000 toneladas de maíz.

En cambio, hay unas 6.626 fincas de entre 10 y 20 hectáreas que producen 145.000 toneladas de maíz.

Anthony Mokaya, de la organización keniata Lands Alliance, dijo a IPS que muchos países africanos todavía deben aprobar leyes para regular la subdivisión de tierras cultivables.

Sudáfrica y Kenia cuentan con normas para regular la subdivisión, pero según Mokaya, “son bastante ineficaces”.

La Ley de Agricultura de este país establece de forma inequívoca que las tierras cultivables no se subdividirán por debajo de las 0,8 hectáreas, pero Kibet dijo que “muchos agricultores no saben que existe”.

“La dividimos no en base a la ley, sino según la cantidad de descendientes interesados en un pedazo de terreno, en especial cuando se trata de herencia”, explicó.

La Ley de Tierras Agrícolas de Sudáfrica prohíbe la “subdivisión hasta el punto en que las nuevas parcelas creadas sean tan pequeñas que la agricultura ya no resulte económicamente viable”.

Los propietarios agrícolas sudafricanos tienen prohibido por ley dividir la tierra sin la aprobación del Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca.

Pero como en muchos otros países africanos, Moshi dijo que la subdivisión de tierras cultivables no se hizo según la ley.

Amos Thiong’o, de Agri-ProFocus Kenya, una red de organizaciones dedicadas a la agricultura industrial, dijo a IPS que las subdivisión extensiva también afecta a la mecanización del sector.

“Las granjas pequeñas requerirán tecnología para hacer una producción muy intensiva, como la hidroponia, en que las plantas se cultivan en una solución mineral, en vez de en el suelo”, explicó. Agregó que algunas fincas de flores en Naivasha, en el Valle del Rift, ya usaban esa tecnología, “pero exige mucha agua”.

Titus Rotich, responsable de extensión agrícola en la región keniata del Valle del Rift, explicó que las “las granjas se están haciendo tan pequeñas que con el tiempo ya no serán económicamente viables”.

“Las familias que hace unos 10 a 20 años tenían unas 40 hectáreas ahora deben arreglárselas con menos de una. Es decir que la tierra solo se usa para construir una casa y cultivar en el patio trasero algunas verduras y criar unas gallinas”, indicó Rotich.

Antes, apuntó, un agricultor producía entre 28 y 38 sacos de 90 kilogramos en solo 0,4 hectáreas.

“Cada uno de esos se vende a entre 35 y 50 dólares, según la región, precisó. Pero ahora muchos agricultores tienen suerte si logran producir 20 sacos, pues también tienen su casa, sus vacas y sus pollos y demás en 0,4 hectáreas”, en vez de solo cultivar, explicó.

Editado por Nalisha Adams / Traducido por Verónica Firme

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