La inversión en fincas rústicas en España aumenta y el precio de la tierra, también. El sector rural ha crecido considerablemente en los últimos años, «atrayendo a diversos perfiles de inversores». Según Juan Prados, fundador y CEO de Fincalista, el valor de esta tipología de terreno se ha encarecido un 41% por el aumento de la demanda, la escasez de terrenos agrícolas disponibles y su rentabilidad.
El mercado, impulsado por un contexto económico que favorece las inversiones alternativas y por factores clave como la seguridad, la diversificación del riesgo y la estabilidad del retorno, acumula «más de 5.000 millones de euros que se han invertido recientemente en España y Portugal».
La cifra, según Prados, se espera que se supere. En el reciente III Congreso Ibérico de Fincas Rústicas celebrado en Madrid, expertos del sector estimaron en más de 2.000 millones las expectativas de inversión en el sector en los próximos meses.
Pregunta: ¿A qué nos referimos cuando hablamos de fincas rústicas? ¿Qué clase de activo inmobiliario es?
Respuesta: Las fincas rústicas son propiedades ubicadas en zonas rurales que cuentan con un alto valor productivo, económico y medioambiental, y cuyo principal propósito es el aprovechamiento del terreno para actividades vinculadas a la agricultura, la ganadería, la silvicultura, las actividades cinegéticas y forestales, el turismo rural, las energías renovables, etc.
Son activos inmobiliarios no urbanos, que se caracterizan por estar sujetos a un régimen legal y fiscal particular, orientados a proteger y preservar los recursos naturales, promover la agricultura y la sostenibilidad ambiental, así como evitar la dispersión urbana y la degradación del entorno rural.
P: ¿Qué es la agricultura regenerativa?
R: Se trata de un modelo agrícola innovador que potencia la recuperación natural y sostenible del suelo y los ecosistemas. Este modelo no solo es beneficioso para la tierra, sino también para la rentabilidad y resiliencia a largo plazo de las explotaciones agrícolas. Para nosotros, es clave integrar y apoyar enfoques que añadan valor real al suelo rústico, mejorando su rendimiento económico y ambiental a largo plazo. Apostar por la agricultura regenerativa es apostar por terrenos más saludables, más valiosos, y mejor preparados para afrontar los retos ambientales y económicos del futuro.
P: ¿Qué perfil inversor apuesta por esta tipología?
R: El inversor que apuesta por la agricultura regenerativa generalmente valora tanto su impacto ambiental como su potencial a largo plazo para aumentar la rentabilidad del suelo y mejorar la resiliencia de los ecosistemas agrícolas.
El perfil de este inversor incluye, principalmente, agroempresas y compañías agroalimentarias; fondos de inversión sostenible; inversores institucionales -fondos de pensiones o grandes corporaciones que ven en la agricultura regenerativa una forma de diversificar portafolios-; startups agrícolas tecnológicas; inversores privados con conciencia ambiental; y ONGs e instituciones filantrópicas, entre otros.
P: Actualmente, ¿qué representa el sector rural para la inversión institucional?
R: El sector rural ha captado la atención de fondos de inversión y grandes corporaciones que ven en las fincas rústicas una oportunidad para diversificar sus carteras y obtener rentabilidades atractivas. Este interés ha contribuido al aumento de transacciones y al incremento del valor de la tierra en los últimos años. Se trata de un activo real y simple basado en la tierra y el agua y que responde a algo tan básico y fundamental como es la alimentación humana; se trata de un sector resiliente ante diferentes ciclos económicos y se considera un valor refugio que protege las inversiones en períodos inflacionarios altos.
P: El precio de la tierra ha subido un 41%. ¿A qué se debe este encarecimiento del suelo? ¿Qué factores hay detrás?
R: El encarecimiento de la tierra se atribuye a varios factores. El principal es el aumento de la demanda, ya que la creciente inversión por parte de fondos y empresas agroalimentarias ha incrementado la competencia por la adquisición de tierras. Otros factores son la escasez de terrenos agrícolas disponibles y su rentabilidad, ya que las fincas rústicas ofrecen una rentabilidad atractiva y estable, lo que las convierte en una opción muy interesante para inversores que buscan diversificar sus carteras.
P: ¿Qué posibilidades presenta un activo de esta tipología? ¿A qué puede destinarse y qué modelos de negocio resultan más efectivos?
R: Las fincas rústicas ofrecen diversas posibilidades de uso. Las más extendidas son las explotaciones agrícolas y ganaderas y la actividad cinegética, pero también destacan otras como el turismo rural y las energías renovables, con la instalación de infraestructuras para la generación de energía solar o eólica.
Los modelos de negocio más efectivos suelen combinar la explotación agrícola con actividades complementarias, como el turismo rural o la producción de energías renovables, diversificando así las fuentes de ingresos.
P: ¿Qué tipo de rentabilidad ofrece esta tipología de activo?
R: La rentabilidad del suelo rústico suele estar entre el 5% y el 10% en la mayoría de los casos, a lo que se suma una estabilidad a largo plazo, especialmente cuando se combinan diferentes usos del suelo. El sur de Europa es una de las pocas zonas del mundo donde se puede invertir en cultivos específicos de frutas y verduras en un entorno atractivo. Factores como el clima, la variedad de cultivos, la calidad de sus tierras, su eficiencia en sistemas de regadío, y el tamaño de las fincas. A las que se le suma la incorporación de cuestiones tan cruciales como son la sostenibilidad y la innovación tecnológica.
P: ¿Qué tipo de diversificación de portfolio es más habitual en este ámbito?
R: Los inversores suelen diversificar sus carteras combinando distintos tipos de fincas (agrícolas, ganaderas, forestales, cinegéticas) y ubicaciones geográficas, lo que les permite mitigar riesgos y aprovechar oportunidades en diferentes mercados y sectores.
Los cultivos permanentes se siguen manteniendo como la principal elección para inversores y particulares: destacan las inversiones en almendro, olivo, pistacho o aguacate. Con respecto al sector forestal, destacan el eucalipto, pinar y chopo.
P: En España, ¿qué mercados son los más destacados? ¿Cuáles son las zonas con más transacciones en este mercado?
R: Andalucía, Castilla y León, Extremadura, Castilla-La Mancha y Galicia son las comunidades autónomas que más destacan. Respecto al número de transacciones, Andalucía y Castilla y León lideran el ranking debido a la alta demanda de terrenos agrícolas y el interés por cultivos rentables.
P: ¿Qué relación tienen las fincas rústicas con el impulso de las energías renovables?
R: Las fincas rústicas desempeñan un papel crucial en el desarrollo de energías renovables, ya que ofrecen espacios adecuados para la instalación de parques solares y eólicos. Esta tendencia contribuye a diversificar las fuentes de ingresos de las explotaciones rurales y a promover la sostenibilidad energética.
P: ¿Qué podrían hacer las administraciones públicas para favorecer el desarrollo de este sector?
R: Además de incentivos fiscales a quienes invierten en el sector rural, es necesario impulsar la mejora de infraestructuras que faciliten el acceso y la productividad de las fincas, en especial es necesario poner el foco en sistemas de regadío eficientes.
Asimismo, es importante incrementar el apoyo a la innovación para fomentar la adopción de tecnologías avanzadas en la agricultura y ganadería, y promover el turismo rural impulsando iniciativas que atraigan visitantes a las zonas rurales.
P: ¿De qué manera ha contribuido el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural o FEADER al desarrollo del sector en España?
R: El Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural ha contribuido al desarrollo del sector del suelo rústico en nuestro país mediante diversas acciones orientadas a mejorar la competitividad agrícola, asegurar un desarrollo territorial equilibrado y promover el mantenimiento de actividades sostenibles en zonas rurales.
P: A día de hoy, ¿cuáles son los retos del sector en España? ¿Cuáles son los objetivos de 2025 en este mercado?
R: Hoy en día, el sector del suelo rústico en España se enfrenta a importantes retos que condicionan su futuro desarrollo, sostenibilidad y equilibrio socioeconómico. Entre ellos, destacan el progresivo abandono del campo y la escasez de relevo generacional; el cambio climático y la degradación ambiental; la alta fragmentación de la propiedad rural, lo que dificulta la modernización tecnológica, la inversión y la eficiencia operativa; la incertidumbre normativa y regulatoria; la necesidad de modernización tecnológica y digitalización; y, en determinadas regiones, la accesibilidad al suelo y la especulación inmobiliaria.
Para 2025, los objetivos pasan, precisamente, por abordar estos retos y avanzar en la transformación del medio rural hacia espacios innovadores, sostenibles, rentables, dinámicos y atractivos para vivir y trabajar; así como enfrentar con éxito los grandes desafíos del cambio climático, la despoblación y la pérdida de competitividad y falta de relevo generacional. Este enfoque integral nos permitirá avanzar hacia un sector rural competitivo y con grandes perspectivas de futuro.