Marruecos extrae ingentes beneficios de la explotación de los abundantes recursos naturales pesqueros, minerales y de energías renovables del territorio y las aguas saharauis.
por Teslem Sidi
Western Sahara is not for Sale
Con la redacción de la Carta Magna de la Descolonización, en 1960, se exhortó a poner fin al colonialismo, reconociendo el derecho a la autodeterminación de los pueblos y afirmando que la soberanía de los recursos naturales del territorio pertenecía a la población autóctona del mismo. Más tarde, en 2008, la Resolución 63/102 reconoció la misma soberanía para los pueblos autóctonos de territorios no autónomos, explicitando que la explotación de los recursos naturales sólo podría llevarse a cabo con el consentimiento del pueblo originario. Actualmente, el estatus jurídico del Sahara Occidental es el de “territorio no autónomo pendiente de descolonización”, por lo que la soberanía de los recursos naturales del Sahara Occidental pertenece al pueblo saharaui.
El Sáhara Occidental es un territorio rico en abundantes recursos naturales pesqueros, minerales y de energías renovables; con un sector agrícola pujante, y posibles yacimientos de petróleo. Además, su ubicación ofrece acceso a grandes cantidades de arena y un gran potencial para el desarrollo turístico.
Desde que se inició la ocupación en 1975, Marruecos ha incrementado sus esfuerzos para explotar y expoliar los recursos naturales del Sahara Occidental, atrayendo a empresas transnacionales y llegando a acuerdos comerciales que violan numerosas leyes internacionales, ya que el expolio de recursos naturales por parte de una potencia ocupante no sólo viola el derecho de un pueblo, no autónomo, a la autodeterminación, sino también el Derecho Internacional Humanitario (DIH), que pretende proteger a toda población civil sometida a una ocupación.
Tanto el Tribunal de Justicia Europeo, que ha emitido cinco resoluciones consecutivas estableciendo, en todas ellas, que Marruecos no tiene la soberanía sobre el Sáhara Occidental, y que éste es un territorio distinto e independiente de Marruecos, como diferentes comités de las Naciones Unidas, han insistido en que Marruecos debe respetar el derecho de los saharauis al consentimiento previo, libre e informado en relación con la explotación de sus riquezas.
Por su parte, la Unión Africana (UA) dictaminó, en 2015, que “el pueblo del Sáhara Occidental y sus legítimos representantes no sólo tienen que ser consultados, sino que tienen que consentir y participar efectivamente para alcanzar cualquier acuerdo relativo a la explotación de sus recursos naturales en el territorio del Sáhara Occidental”. Además, el Consejo de Paz y Seguridad de la UA ha condenado la explotación de los recursos naturales del Sáhara Occidental, calificándola de “acto hostil que puede perpetuar el conflicto y el colonialismo en el Sáhara Occidental”. De hecho, se ha demostrado que no es que pueda perpetuarlo, es que colaborar con Marruecos en el expolio de los recursos naturales es condición de necesidad para que pueda continuar ocupando el territorio gracias a los grandes beneficios que obtiene con el saqueo.
Los sectores del expolio
La arena del Sáhara Occidental, un recurso esencial para la industria cementera y del hormigón, es vendida por Marruecos obteniendo beneficios millonarios por su exportación. España, que es uno de los principales importadores, utiliza el 70% de la arena saharaui para el sector de la construcción y remodelación de playas, como las de las Islas Canarias.
Para desarrollar el sector agrícola, Marruecos ha colocado invernaderos en gran parte del territorio, y tiene la intención de ampliar los terrenos de plantación en 5.000 hectáreas más. El principal cultivo es el tomate, del que se exportan más de 60 mil toneladas al año, y están ampliando su producción a melones y pepinos. El desarrollo masivo del sector agrícola en la zona de Dajla implica la desalinización de gran parte de esos territorios y, además, la instauración de un riego intensivo, que contribuye al agotamiento de las reservas de agua subterránea de la zona.
Por otro lado, el Sahara Occidental cuenta con una de las mayores reservas de fosfato (elemento esencial en la agricultura) del mundo, y el propio gobierno marroquí participa, a través de la empresa pública OPC, en todo el proceso de extracción, transporte y exportación. No es raro ver a empresas ligadas a altos cargos militares o del gobierno marroquí, incluso a familias influyentes aliadas de la monarquía participar del saqueo y los beneficios que éste genera.
Hoy en día, Marruecos es el primer productor de pescado de África gracias a la explotación de las aguas del Sahara Occidental, convirtiendo la pesca en el principal sector de expolio en la actualidad. Con una abundante riqueza en pulpo y sardina, Marruecos obtiene grandes beneficios de las más de 700.000 toneladas de capturas que se realizan al año. Es importante saber que más del 75% del pulpo que se consume en España procede de las aguas del Sahara Occidental. Gracias a organizaciones saharauis e internacionales como AREN o Western Sahara Resource Watch, se sabe que Marruecos transporta los productos pesqueros y agrícolas por carretera, en camiones sin nominación empresarial, hasta ciudades marroquíes como Agadir, donde etiquetan los productos haciéndolos pasar por marroquíes. Es muy importante destacar la implicación de la sociedad civil saharaui en los territorios ocupados, quienes arriesgan su integridad física para dar a conocer lo que Marruecos pretende ocultar prohibiendo la entrada de periodistas, observadores internacionales y a delegaciones políticas que no le rindan pleitesía previa.
Con el aumento de la concienciación climática, el desarrollo de infraestructuras de energías renovables en el Sáhara Occidental también se ha convertido en un sector estratégico para Marruecos, ya que son necesarias para el desarrollo del resto de actividades económicas en las zonas ocupadas. Sus acuerdos energéticos con otros países permiten a la fuerza ocupante silenciar las voces críticas a la vulneración de los derechos humanos en los Territorios Ocupados, mientras desarrolla estrategias de Greenwashing que le sirven para desarrollar su sector turístico en base a las etiquetas “sostenible” y “eco-friendly”. Gracias a esta información engañosa, el Ministerio de Turismo marroquí y las empresas del sector turístico nacionales e internacionales atraen a los turistas internacionales a las playas de Dajla para la práctica del surf y kitesurf.
El papel de las empresas y la legislación europea
Pese a los continuos y seductores ofrecimientos de Marruecos a diferentes estados y empresas para que inviertan en el territorio y colaboren con el expolio, es importante destacar que algunas empresas de los diferentes sectores se han retirado del Sahara Occidental por los graves riesgos corporativos que implican estas inversiones sobre un territorio ocupado donde se vulneran sistemáticamente los derechos humanos.
Aunque los tribunales europeos ya hayan dado la razón al Frente Polisario en más de una ocasión (Sentencia C-104/16 de diciembre 2016 ,Sentencia C-266/16 de febrero de 2018 ,Auto T-180/14 de julio de 2018 ), un año después de la última sentencia europea que pide anular los acuerdos de pesca entre la UE y Marruecos, por incluir el territorio del Sahara Occidental sin contar con el pueblo saharaui, se espera que, en pocos meses, se dé a conocer la resolución definitiva que, salvo sorpresa, invalidará los acuerdos y sentará un importante precedente en el reconocimiento de la soberanía del pueblo saharaui sobre los recursos naturales del Sahara Occidental y la legitimidad del Frente Polisario como su representante ante las instituciones europeas.