Los dueños de la tierra en Argentina

Diario Norte | Domingo, 19 de Septiembre de 2010

Mila Dossa

Millones de hectáreas de territorio argentino siguen siendo apropiados por el proceso de extranjerización de tierras, amparado en una legislación que mantiene el espíritu de los 90, una de las más débiles del mundo en cuanto a protección de los recursos naturales.

No hay lugar donde los extranjeros puedan comprar tierras y menos si éstas cuentan con recursos naturales. No hay lugar... salvo la Argentina, donde cualquier extranjero que quiera invertir sólo tiene que buscar un asesor inmobiliario y elegir qué punto del mapa le conviene más. Porque ni de gusto ni de placer se trata. Hablamos de conveniencia, provecho, beneficio, utilidad.

Sólo es cuestión de contar con el dinero necesario, que es muy poco para la fortuna de quienes ambicionan nuestros recursos naturales, y la bicoca que valen.

La Argentina tiene 174 millones de hectáreas (datos 2006/2007).

En el libro Tierras SA: crónicas de un país rematado, de Andrés Klipphan y Enz, se documenta que en la Argentina se vendieron 16.900.000 hectáreas y otras 13 millones están en venta; en total, 30.000.000 millones de hectáreas, lo que equivale a la superficie de Inglaterra y Portugal.

Por lo general, las compras extranjeras de tierras derivan en el cierre de caminos y en el desalojo de productores y pobladores.

Los verdaderos propietarios

La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), por su parte, afirma que hay 80.000 propietarios en la región pampeana. De ese total 1250 acapara el 35 por ciento de la tierra (9.000.000 millones de hectáreas). Además, los 50 propietarios más importantes ya cuentan con 2.400.000, el 15 por ciento más que a finales de la década de 1980.

De las 35 familias tradicionales que concentraban la mayor parte de la tierra a principios del siglo XX, 30 continúan siendo grandes terratenientes. Cuatro de ellos, como Benetton, Cresud, Bunge y Born y Fortabat poseen 2.000.000 de hectáreas, una extensión similar a la superficie de Bélgica. El grupo Perez Companc es dueño de 155.000 hectáreas, entre Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Salta y Santa Fe y además posee 64.000 cabezas de ganado. Los Anchorena son dueños de 40.000 hectáreas. Los Gómez Alzaga, otras 60.000. La familia Bemberg, ex propietaria de la cervecería Quilmes, tiene 60.000 hectáreas en Buenos Aires, 73.000 en Neuquén y 10.000 en Misiones.

El mayor terrateniente privado de la Argentina es el grupo Italiano Benetton, con 900.000 hectáreas (representan 4500 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires). Los campos se encuentran en la provincia de Buenos Aires, Chubut, Río Negro y Santa Cruz.

¿Y las zonas de seguridad?

Existen tierras en zonas denominadas de seguridad: son las regiones ubicadas en la franja comprendida en los 150 kilómetros de frontera y 50 de costas. En estas zonas se encuentran cordilleras, agua dulce, recursos naturales, tierras cultivables.

También son parte de este proceso de extranjerización; sólo el 10 por ciento de estas zonas se encuentran en manos argentinas.

En la década de los 90, se otorgaron tierras pertenecientes a zonas de seguridad por 1.773.000 de hectáreas.

La empresa norteamericana GNC SRL es dueña de 600.000 mil hectáreas.

La británica Nieves, de Mendoza, tiene 145.000 hectáreas.

Y Douglas Tompkins es el feliz poseedor de 90.000 apetecibles hectáreas divididas entre la región patagónica y los esteros del Iberá.

En Santa Cruz, el mismo Tompkins tiene la propiedad de la naciente y la desembocadura del río Santa Cruz, el más caudaloso de la Patagonia.

Otro buen ejemplo es el caso del británico Joe Lewis, que cerró con tranqueras el acceso al lago Escondido, ubicado en la patagónica provincia de Río Negro.

El actual mapa de empresarios millonarios de diferentes partes del mundo que se adueñaron de miles de hectáreas argentinas ofrece otros, no pocos, casos emblemáticos.

El heredero del emporio de los snacks Lays y de la gaseosa Pepsi, Ward Lay, les compró por 4,5 millones de dólares unas 80 mil hectáreas a los hermanos Benetton en Neuquén. Allí funciona la estancia Alicurá, donde el magnate de Texas lleva adelante un proyecto turístico con alojamiento cinco estrellas, coto de caza y lodges de pesca. Para quien quiera ir allí, la habitación ronda los 1200 dólares la noche e incluye un guía especializado por cada cazador.

Por otra parte, el grupo estadounidense American International Group, líder mundial de seguros y servicios financieros AIG, posee junto a la finca Jasimaná en Salta 1,5 millón de hectáreas: la friolera de casi el 7 por ciento del territorio provincial.

La firma italiana Nettis Impianti, dueña de empresas mineras, petrolíferas y gasíferas, compró en La Rioja 418 mil hectáreas en la localidad de Jagué. La intención es utilizarlas como turismo aventura, para hacer safaris exóticos en la laguna Brava, un verdadero paraíso ecológico donde pueden apreciarse la belleza de los flamencos rosados.

En Catamarca, un empresario estadounidense dedicado a la fabricación de helicópteros, Peter Lee MacBride, adquirió la hectárea a menos precio que un paquete de cigarillo: 3,50. Son nada menos que 117 mil hectáreas, con un pequeño detalle: en esa extensión vivían unos 800 pequeños productores agropecuarios, que permanecen en una disputa judicial por la tenencia de la tierra.

La lista es mucho más extensa, pero la falta de datos oficiales o la negativa a darlos impide tener un registro completo.

(Fuente: Tierras SA: Crónicas de un país rematado. Andrés Klipphan y Enz)
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